domingo, 13 de diciembre de 2009

El placer del lujo




Me encantaría poder decir que el dinero no da la felicidad y estar convencidísima de ello, pero después de haber presenciado la ópera de ayer no me veo capacitada para hacerlo. Tristemente el ocio vale dinero, vale hay muchísimas actividades gratuitas que a veces ni siquiera aprovechamos, pero hay otras a las que cualquiera debería tener acceso para engrandecer su alma de vez en cuando y no es posible ya que tiene un coste en muchas ocasiones elevado (o relativamente).

Soy muy afortunada por tener una familia que sin ser milloneti sabe buscar las ofertillas y puede permitirse un capricho de vez en cuando, haciéndonos a mi hermana y a mí regalos preciosos en forma de mini estancias en hoteles de ensueño, visitas a museos, comidas en restaurantes estupendos, o una entrada a un espectáculo como el de ayer. Supongo también que hay gente con otras prioridades como comprarse una nueva tele de plasma o deportivas súper limitadas y para ellos eso es el lujo, pero para mí el lujo como tal no es un bolso de LV sino poder disfrutar de vez en cuando de uno de esos caprichos a los que los mortales no tenemos acceso normalmente pero que te hacen sentir enooormemente especial cuando los disfrutas.

Ayer la belleza de la música en directo, la impresionante puesta en escena, el dramático argumento de Madama Butterfly y las increíbles voces de los cantantes, especialmente la intervención de la protagonista, hicieron que mi pecho se encendiera y sintiese una fuerza enorme que me llenaba totalmente. Fue absolutamente increíble y muy difícil de describir, se te pone el vello de punta, empiezas a notar un cosquilleo en la tripa, se te saltan las lágrimas... al leerlo suena como algo terrible, pero es en realidad una de las pocas sensaciones que te hacen sentir vivo y con muchas ganas de estarlo.

Lo curioso del tema es que hay gente que tiene sus abonos de la Ópera y se dedicaba a cotillear quién había ido y quién no, o comentaban cosas como "voy a tomarme un café en el próximo intermedio porque ha habido un rato en que me dormía"... y es que quizá al lujo también se acostumbra uno rápido, así que posiblemente sea mejor ir a pasar un día a uno de esos hoteles y poder mirar con los ojos brillantes el entorno mágico y ver con asombro que la señora tumbada frente a tí lleva el bañador de DIOR de la revista que estás leyendo, que cuesta lo que todo lo que llena tu armario y soñar el resto del año con volver a un sitio así, que estar aburrida de ello. Al final supongo que es como todo, está bien en su justa medida, pero ¿cuál es su justa medida?

Abrazos,

xxx
T.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué maravilloso es sentirse así!! *^.^*

Me alegra que lo pasases tan bien en Madama Butterfly, debe ser impresionante!

Un beso! :*

ATF dijo...

jajaj que fuerte lo de la tía con el bikini de la revista, yo creo que me acostumbraría rápido al lujo pero no creo que me aburriese nunca :P eso sí, da un poco de pena que esa gente no preste la suficiente atención a una ópera como madame butterfly aunque tal vez ya hayan visto mil respresentaciones distinas de ella, no sé. por cierto, el hotelito de las fotos es precioso! tus papis se lo curran mucho :)